Canning Historia

La historia de Canning y su nombre es larga y paradógica: el 8 de febrero de 1908, el Ferrocarril Belgrano inauguró en estas tierras que pertenecían a San Vicente, una estación para su ramal de cargas a la que llamó Jorge Canning. A su lado, sobre un viejo camino de tierra, comenzó a formarse un pueblo semirural que tomó el mismo nombre. Años después de fundarse el partido de Esteban Echeverría, el pueblo de Canning se convirtió en una de sus localidades. Pero en 1995, cuando se creó el nuevo partido de Ezeiza, se tomó como límite divisor el tendido de aquel antiguo camino que ahora era la ruta 52, y la localidad de Canning quedó partida en dos. Hoy, esta diminuta localidad cuyo nombre se disputan ambos municipios, le da su denominación a una zona mucho más amplia que se extiende desde Cañuelas, Ezeiza, Esteban Echeverría y Presidente Perón hasta San Vicente. Si alguien le pregunta a cualquiera de los desarrollistas que impulsan el crecimiento de Canning, cuales son sus ventajas con respecto a otras zonas, todos van a coincidir en tres factores: es cerca, verde y seguro. Verde, fue siempre. Largas extensiones de tierra plana, con algunos montes y un río de llanura que fue testigo de la más cruenta batalla entre indios y conquistadores. La historia siguió con la Reducción de San Vicente y la distribución de estas tierras en mercedes reales que con el tiempo se fueron convirtiendo en establecimientos rurales. A principios del 1900, la mayoría de ellos se dedicaron a la lechería, que luego devinieron en los hornos de ladrillos y quintas de verduras. Cerca, se volvió gracias al tendido de las vías de comunicación que unieron a la Capital Federal con el Aeropuerto, con Canning y con Cañuelas. Las autopistas Ricchieri y Jorge Newbery, le dieron el primer impulso a una zona que ya se vislumbraba como una opción ante la desbordada zona norte. Seguro, es gracias a su entorno libre de asentamientos y barrios de emergencia, acompañados de una política conjunta de las municipalidades de todos los partidos que conforman esta zona, que impulsa la inclusión social en todos los niveles.

Más de 60 nuevas urbanizaciones. Más de 15 proyectos urbanos y condominios. Más de 20 proyectos comerciales e industriales.

Por estas tres razones, (sumadas a un valor por metro cuadrado bastante más bajo que el de la zona norte) Canning y alrededores están siendo protagonistas del crecimiento demográfico más importante de su historia. Un crecimiento que comenzó con la instalación de nuevas urbanizaciones y tuvo su lógica consecuencia en un desarrollo comercial e industrial que repercutió en beneficio de toda la sociedad. Haciendo un poco de historia, debemos reconocer que el desarrollo urbano que explotó en los noventa, había comenzado en 1964, cuando los ingenieros Peisajovich y Perelmutter proyectaron la construcción de Mi Refugio, el primer club de campo de la zona. Desde entonces, Canning se convirtió en el reducto de los primeros countries de la colectividad judía, la mayoría de ellos instalados sobre la diagonal Sargento Cabral. Más o menos por la misma época, un grupo de médicos aficionados al golf fundaron un club privado en Tristán Suárez al que llamaron El Ombú. En Cañuelas, nacía La Martona, un club de campo que se desarrolló en parte de las tierras que habían pertenecido al famoso tambo. Por ese entonces, la ruta 52 era una calle de tierra, no existía la Autopista Ezeiza-Cañuelas y la ruta 205 era fatídica a la hora de emprender el regreso. Para la década del noventa, el concepto de country club y barrio cerrado comenzó a hacer mella en muchos argentinos, sobre todo en aquellos que buscaban vivir en contacto con la naturaleza, pero con todo el confort y la seguridad que contaban en la Capital Federal. Los desarrollistas e inversores repararon entonces en estas tierras del sur de Buenos Aires, que las autovías estaban acercando considerablemente al centro. Por las autopistas 25 de Mayo y Ricchieri, era posible llegar en menos de una hora desde Puerto Madero hasta la entrada de cualquier country de Canning. El fácil acceso al crédito hizo el resto, y el boom inmobiliario fue instantáneo. Casi tan instantáneo como se detuvo ante la crisis del 2001. Pero como suele ocurrir, de todas las crisis salen oportunidades y la zona de Canning resurgió mejor que antes. Por un lado, la tierra y los ladrillos se volvieron una inversión cada vez más segura y rentable. Y por el otro, se comenzaron a tomar medidas de planeamiento tanto desde el sector público como privado, para evitar un crecimiento desordenado como el que se había dado en la zona Norte. Se mejoraron los accesos y se ampliaron los servicios. Hoy, el crecimiento se da en dos corredores básicos que incluyen más de sesenta barrios cerrados y clubes de campo, veinte proyectos urbanos de alta densidad y otros tantos proyectos comerciales e industriales. Uno es el Corredor Verde Canning – San Vicente, que se extiende sobre la ruta 52/58, que concentra la mayor cantidad de emprendimientos. El otro, es el corredor Canning-Cañuelas, a través de la Autopista Ezeiza Cañuelas y la ruta 205, que tiene una enorme proyección a futuro. ©

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